
La aldea ecológica GAIA produce sus alimentos, utiliza energía renovable, construye viviendas bioclimáticas, recicla materiales y reutiliza los residuos; todo en perfecta armonía con la naturaleza
NAVARRO.- En las afueras de Navarro, a 110 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, se encuentra la única ecovilla de la Argentina y la primera de América latina, cuyos habitantes viven 'de la forma más sustentable posible, sin contaminar la Tierra, en danza continua con la naturaleza y con pura abundancia'. Esta pequeña aldea ecológica, llamada Gaia, produce sus alimentos, utiliza energía renovable, construye viviendas bioclimáticas, recicla materiales, reutiliza todos los residuos y desechos humanos (fluidos y sólidos) y sostiene pautas de convivencia armónicas con el universo. Gaia ocupa 20,3 hectáreas de una vieja fábrica láctea abandonada, que Gustavo Ramírez (46 años) y Silvia Balado (41) adquirieron 'en 1996, poco después de volver del encuentro mundial de permacultores, celebrado en Escocia, donde nació la Red Global de Ecovillas (GEN)'.
Basada en los principios esenciales de la permacultura, Gaia ya funcionaba desde 1992 como

Con esfuerzo e ingenio, en pocos años lograron establecer en Navarro una comunidad sustentable. Como sus habitantes son vegetarianos, la villa produce la mayor parte de sus alimentos en la huerta orgánica y un sistema agroforestal. En las 3,5 hectáreas de bosque integradas al huerto frutal, ya tienen más de 220 especies arbóreas y arbustivas, la mayoría autóctonas. Además de los vegetales tradicionales han recuperado especies como la quinoa andina (amaranto), un cereal de hoja comestible cuyo grano, sagrado para los incas, contiene 5 de los 8 aminoácidos esenciales y tres veces más hierro que la carne, a la que puede reemplazar en la dieta.
El nombre de la villa es todo un símbolo. Los antiguos griegos bautizaron Gaia a la diosa que representaba a la Tierra, y con ese nombre se conoce a la teoría enunciada en 1969 por el británico James Lovelock, que considera a la Tierra un organismo vivo capaz de regularse por sí mismo de tal forma que siempre esté apto para la vida. En Gaia comparten ese concepto, y por eso los trabajos de la huerta se realizan sin herramientas de labranza. Ni palas usan. Cuando necesitan preparar un terreno para sembrar, por ejemplo, lo cubren con plástico negro durante 13 meses: la gramilla desaparece, las raíces se incorporan al suelo y queda un espacio fértil, húmedo y blando, listo para recibir la semilla.
De acuerdo con los principios de la permacultura (que propone también la granja de animales, inexistente en Gaia), antes de construir sus primeras viviendas los fundadores reciclaron vetustos edificios de la fábrica abandonada, donde funciona el centro comunitario. A su alrededor se agrupa buena parte de la infraestructura de la villa, incluido el estacionamiento, porque no se permite circulación de vehículos contaminantes.
Al lado de un pequeño galpón instalaron las duchas y el lavadero de ropa, con un sistema de agua caliente abastecido por dos colectores solares. Los desechos de agua jabonosa, conocidos como 'aguas grises', son purificados y reutilizadas para el riego mediante un sistema simple de carrizos: un canal de 16 metros de largo conduce los restos con jabón hacia una plantación de totoras y achiras, especies que eliminan oxígeno por sus raíces y permiten la vida de bacterias aeróbicas que purifican el agua. 'Además, el polen de las totoras es altamente nutritivo, sus brotes son comestibles y sus frutos constituyen un aislante térmico natural de alta efectividad', advirtieron. Preparándose para los próximos años, en un rincón especialmente acondicionado los habitantes de Gaia fabricaron un ambiente simulado de clima subtropical en el que experimentan alternativas productivas para el tórrido futuro que nos depara el efecto invernadero. Ensayan allí variedades alternativas para producción de alimentos y forestación, como el árbol de tomate, originario del nordeste argentino, otra de las especies recuperadas en Gaia.

Obtener energía ha sido uno de los grandes desafíos de la humanidad y llevó millones de años caminar desde el fuego primitivo hasta la fisión nuclear. En algún momento del recorrido, no obstante, se perdió el contacto esencial con la naturaleza, puesto que en nombre de la energía hoy se libran guerras, se contaminan océanos, lagos y ríos, se talan los bosques... En todo sentido, la energía nos cuesta cada vez más cara. En Gaia, en cambio, es gratis: el sol calienta el agua y cocina los alimentos; el viento, en tanto, provee energía eléctrica suficiente para toda la villa. 'En caso de colapso, podríamos abastecer el hospital de Navarro', dicen.
Para cocinar cuentan con dos cocinas solares, de hornalla única, y un termotanque solar provee a la casa principal de agua caliente. También instalaron un horno 'de alta eficiencia', diseñado en adobe y materiales reciclados, con cámaras de cocción y combustión separadas, que 'utiliza entre 10 y 12 veces menos de leña y no requiere calentamiento previo'.
Al otro lado del bosque, en un espacio abierto, se encuentra la granja eólica, donde tres aerogeneradores producen corriente continua de 48 voltios, que se almacena en baterías antes de ser transformada en la corriente alterna de 220. Una línea eléctrica subterránea abastece a todas las viviendas. 'Actualmente estamos estudiando instrumentar otros métodos más efectivos y limpios de almacenamiento, como bloques de hidrógeno y giróscopos', explica Ramírez, que se entusiasma con la idea de 'hacer funcionar vehículos no contaminantes'.
Pero si hay algo que distingue a la villa ecológica es la arquitectura de sus viviendas, que los pobladores levantan con sus propias manos, respetando un diseño bioclimático y utilizando materiales naturales. Las casas de Gaia se construyen de adobe, por la técnica de modelado directo, sin hacer ladrillos, sino levantando paredes directamente con el barro, compuesto por tierra, arena, paja y agua.
La técnica de 'bioconstrucción' exige que el diseño tenga en cuenta los diferentes ángulos de inclinación del sol, para que la vivienda resulte fresca en verano y cálida en invierno. Las aberturas se orientan hacia el norte; los pisos de adobe se integran con cera de abeja, impermeabilizantes naturales y pigmentos oscuros que absorben calor. Las paredes se revocan con barro fino. Un alero sobre las aberturas permite el paso de los rayos solares en invierno y los detiene en verano, cuando el ángulo de inclinación se eleva.
En la ecovilla ya se construyeron dos casas de estas características y están techando una tercera, futuro centro comunitario, la construcción más grande de su tipo en América latina, con 300 metros cuadrados cubiertos. En sus instalaciones destacan los 'baños secos', con inodoros especiales donde los desechos líquidos y sólidos son separados: la orina diaria, diluida en agua, se utiliza para regar, y los excrementos sólidos se transforman directamente en humus y son incorporados a la huerta y al sistema agroforestal. Maderas, ramas, botellas, figuras de barro en relieve incorporan texturas a las paredes; las esquinas son curvas delicadas; una mezcla de pasto seco y arcilla sirve de efectivo aislante para el techo.
En perfecta armonía, todos los elementos confluyen en un conjunto estético de singular belleza. 'Vivimos una danza continua de crecimiento, en equilibrio con la naturaleza; es la única forma de evolución posible para nosotros', dice Ramírez.
Por Flavio Frangolini - Enviado especial LA NACION
Fuente: www.lanacion.com.ar | Fotos: www.gaia.org.ar
Gentileza, Martín Leonetti. Fuente: La Nacion y Aldea GAIA
3 comentarios:
Hola mi nombre es Andrea, y di ocn ustedes porque vi el programa "Desde la tierra" que transmiten por Canal 7. La verdad que me gusta el respeto que tienen para con la naturaleza. Les cuento que yo soy vegetariana y amante de la naturaleza y todo lo que ella posee. Por eso admiro su trabajo.
Quiero armar una huerta orgánica en mi casa, tengo bastante lugar y quisiera que me asesoren sobre que seria lo mas importante a tener en la huerta y lo más resistente al clima.
Muchisimas gracias y los felicito por su respeto a la tierra
Lic. Andrea Patrucco
Felicitaciones, es una forma de vida admirable. Es posible conocer detalles de la técnica constructiva de Modelado Directo?, por ejemplo el ancho de muros, la cubierta o techo se soporta directamente sobre los muros o tiene columnas?, qué elementos de sismoresistencia natural se han incorporado a esta téncnica ancestral?
Estoy diseñando mi casa de campo con esta técnica. ver http://reservanaturalvictoria.blogspot.com/
Gracias por su atención
David Rivera
los felicito, el año pasado visite una ecoaldea en dinamarca que se llama dissekilde y me sorprendio, me enorgullece profundamente que esto este pasando en argentina... sigan asi y den el ejemplo al mundo... un abrazo grande.. mauro.
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